A ése... ¡Yo le tengo miedo!
Aproximadamente corría el año 1980. En esa época el Encargado y Concesionario del Club eran un matrimonio de personas ya un poco mayores, no recuerdo el apellido ni el nombre de la esposa, pero él se llamaba Hipólito, conocidos por todos como “Don Hipólito” y tenían una hija, muy dispuesta y de muy buenos modales, trabajaba en Capital, pero todos los viernes iba a la Isla, y regresaba los lunes muy temprano.
Les ayudaba a ellos planchando las sábanas, atendía el mostrador de la proveeduría, a los socios que llegaban, se encargaba de la ropa de cama, en fin, les daba una ayuda muy eficiente a sus padres. Cualquier problema en las reservaciones trataba de solucionar de la mejor manera.- Don Hipólito, conocedor de los trabajos de Isla, siempre estaba haciendo algo. Tenía muy bien surtida la proveeduría y con muy buenos precios, razón por lo que vendía bien.
Solicitó permiso a la Comisión Directiva y construyó un gallinero, con el tiempo vendía huevos caseros y además también construyó conejeras para la cría de conejos.- Es decir que con el tiempo llegábamos a Isla, sin comida y les pedíamos, conejos en variadas formas o bien pollos o gallinas, en distintas formas. Esto surtió efecto entre los socios, le dio buen resultado y el que quería se llevaba el infaltable asado.
Yo recuerdo perfectamente que la Señora, hacía muy buenas pastas y yo le pedía fideos cortados a mano con estofado de pollo, o también un rico conejo a la cacerola, que lindos recuerdos nos quedó.
En esa época yo iba con los socios Victorio Morales y Carlitos Capitani todos de muy buen apetito. Debo aclarar que esto era en la época que teníamos la típica casa islera de chapa y madera que tenía con varias piezas en alto con 42 camas y que la perdimos en la inundación de 1982/83.
Solíamos llegar los viernes por la mañana y regresábamos el lunes por la mañana muy temprano, así llegábamos a casa alrededor de las nueve y veníamos casi sin tráfico en la panamericana.
VUELVO AL TITULO
Durante el día nos encontrábamos muchas veces con Don Hipólito, que siempre estaba haciendo algún trabajo y nos poníamos a conversar y siempre surgía lo mismo YO A ESE LE TENGO MIEDO y me señalaba el río, yo pensaba que se refería a la profundidad del río, pues todos sabíamos que era muy profundo, tal es así que esta terminantemente bañarse en el río y no por otra cosa, ni remotamente pensaba en una inundación grande.-Yo conocía la sudestada que si bien inundaba a la isla, pero prácticamente después bajaba.
En esa época yo iba mucho al Río Capitán, cerca y antes de llegar al Paraná de las Palmas, así que había visto muchas sudestadas, razón por la cual no entendía lo que me decía Don Hipólito que el le tenía miedo a ese y señalaba el río.- Vuelvo a repetir el me lo decía muchas veces. Como eran ya personas grandes, avisaron con tiempo a la Comisión Directiva, que buscaran reemplazante porque ellos se iban, dejaban al Club. Eso dio lugar a que se encontrara, un nuevo casero y Don Hipólito y Flia. quedaron en mi recuerdo.
Transcurrió un tiempo y se hablaba que venía una creciente río arriba que iba a ser muy grande y así ocurrió, en el año 1982/83 se vino la creciente que ninguno esperábamos, estuvimos un año y medio con un metro ochenta de agua y eso dio lugar a que prácticamente perdiéramos esas instalaciones y debimos “correr” las instalaciones 150 metros hacia atrás.
Entonces fue ahí donde entendí lo que me decía Don Hipólito aquellas palabras de A ESE... YO LE TENGO MIEDO! y me señalaba con la mano al río.
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